lunes, 12 de abril de 2010

Del trabajo y otros demonios

Que raro que es trabajar... todos los lunes cuando me levanto en la madrugada.. -si, las 4 de la mañana es madrugada y en su defecto, las 6 tambien- pienso que nadie deberìa hacer esto... pero me equivoco.

Para una persona que nunca habia trabajado formalmente y menos con horario fijo es un claro cambio abrupto, no tanto que no nos podamos adaptar a èl porque la adaptaciòn es una caracterìstica que para bien o para mal tenemos los humanos, aunque nos encante màs bien atribuirsela al mundo que nos rodea para que todo se adapte pero a nosotros.

Una persona hasta cierto punto sin horarios ni restricciones sucumbe a las cadenas del dinero, de las "responsabilidades" y de la maldita adultez. Hasta que punto dejamos esto que nos hacìa felices cuando niños.. esa manera despreocupada y lùdica de ver el mundo. Nos hacemos adultoz y no solo perdemos tiempo preciado, sino tambièn amigos, fiestas, salidas, dinero... hobbies y sueños.. Perdemos el impulso.. Basicamente el tradicional dicho se convertirìa en "uno renco y... lo sostienen y le ponen una pata de palo y unas muletas y todo lo posible para que no se <<>>". Entendiendo por <<>> algo completamente distinto al sentido original.. y no necesariamente malo.

Nos hacemos conformistas, dejados.. dejamos las malacriazas o las convertimos a su forma màs "socialmente aceptable". Es decir, empezamos a perder la guerra. Todo se resume a que empezamos a vivir de la forma màs estable que podamos de forma que evitemos el cambio y MENOS que seamos sus gestores.

Por què serà que no nos damos cuenta de los goces que puede tener vivir una adultez infanto-juvenil? De ser disidentes y reclamar lo que no nos gusta.. Protestar, manifestar y ante todo hacierlo jugando, divirtièndonos.

Yo en mi caso prefiero ser como una fruta... suficiente mente maduro como para ser productivo y no tanto como para perder el sabor :P

Notese que la agarre contra el trabajo pero es que en mi caso ha sido el catalizador de mis desencatos.. y aun asi lo disfruto.. maldito sistema que nos jode por todos lados.. je.

martes, 8 de septiembre de 2009

Los pequeños hilos que salen del televisor

Es curiosa la cantidad de gente que se deja llevar por TODO lo que dice la televisión -sí, lo que dice ella, como si fuera una persona-. Momentáneamente remiten inconscientemente a esa sociedad del espectáculo de la que tanto hablaba Débord y los situacionistas.

Las discusiones se repiten y se repiten ni siquiera en espiral, sino en círculo vicioso... "pero, adonde viste eso? - Diay, en la tele!"... eso está como raro!. La cuestión es que ahora la gente se traga todo lo que viene en la tele como si fuera "santa" verdad incuestionable.

Se produce una especie de tautología donde lo que sale en la tele es verdadero porque sale en la tele y sale en la tele porque es verdad... pues bueno, el control mediático está desde antes de la guerra fría, desde muchíiisimo antes, pero ahora llega a puntos jamás pensados.

Justamente resulta particular que nuestro entorno social cada vez se reduce en personas y se incrementa en pseudo-programas , que lo ùnico que hacen es reproducir modelos de individualidades competitivas... pues claro, por algo era que ahora ya nadie es solidario o valora realmente la solidaridad más que en un discurso caído que se refuta apenas uno conoce un poquito a la persona... "Claro, la solidaridad es buena, y es uno de esos valores que se están perdiendo... ring ring, cochino ICE, ojalá le metan competencia para que mejoren el servicio".

Pues en fin, de la tele como que salen unos hilos misteriosos que nos convierten en marionetas y nos hacen sentir parte del espectáculo. Delgados e invisibles nos hacen pensar que nuestra opinión es nuestra de verdad, cuando la mayoría de cosas que decimos es una reproducción cuasi fiel al discurso de una cara rígida y fría que apareció a travez del vidrio cuadrado -o rectangular-.

Pues sí, cortá esos hilos, o por lo menos estiralos de forma que alcancés a ver la calle, el cielo, el parque y veas que la realidad no está hecha de esos colores tan bonitos que hacen que un tugurio se vea como un escenario holywoodense, para que veas que la gente vive, camina, es, a pesar de lo que nuestro cuadrado amigo nos quiera decir o vender.

Revelate contra el marionetero, dejalo de ver, no lo dejés de ver... la decisión es toda tuya, pero como consejo, repensá, critica lo que te dice, y date el tiempo de vivir la película de tu vida!




viernes, 16 de enero de 2009

Retrato de la modernidad

Hace poco vi una película. Pleno retrato de la modernidad. Cine francés, drama thriller, palabras que también solo tienen sentido cuando se vive esa sociedad.

Un tipo pierde su trabajo como manufacturador de papel después de laborar por unos 15 años para la misma empresa (que ahora agarra aires y estrategias corporativas). En un recorte de personal y traslado se van él y 600 más.

Tras 2 años de no conseguir empleo analiza la situación y considera que es debido a que hay gente más capaz que él, a pesar de que él es uno de los mejores ingenieros en su área, la del papel. Decide poner en práctica un plan con el único objetivo de facilitarle mediante todos los medios posibles, el conseguir trabajo en su vocación: matar a todas las personas mejor calificadas que él para ser el siguiente en la lista de personas a contratar.

Una cinta cargada de elementos sutiles acerca de la sociedad moderna. Cortos flashazos de publicidad erotizada con imágenes femeninas cuasi-desnudas, el creciente apogeo de una "sociedad ecológica" (por supuesto, esto en Francia pues en Latinoamérica apenas y estamos soñando con eso), el aumento en la criminalidad de los jóvenes, etc, etc, etc.

Dos de las temáticas recurrentes, es decir, el recorte de personal y el trabajo deslocalizado nos hacen pensar en esta liquidificación del dinero y de los productos. El paso de lo pesado a lo ligero, de lo sólido a lo líquido, de lo inpóluto a lo más sucio y contaminado (tanto ambiental como éticamente).

A lo largo de la trama de la película, nos van planteando preguntas fundamentales en esta "era global". ¿Hasta donde nos va a llevar el sistema económico actual?, ¿nos va a encaminar hacia una autodestrucción en función de la sagrada competencia y en detrimento de la maligna solidaridad?, ¿es el capitalismo tal y como lo vivimos ahora el medio para nuestra propia aniquilación, el tiro que nos saldrá por la culata?, ¿realmente es el modelo económico-político actual lo que nos motiva a cometer actos en contra del otro? y si es así, ¿por qué no actuamos entonces en contra del mismo?

Ah, los medios, los santísimos e incorruptos medios que nos dicen que nuestros presidentes van a zonas de desastre (por terremoto) a decirle a la gente que se acostumbre a vivir sin nada (porque estamos en un país de alta sismicidad por si no lo sabíamos eh?), donde nos dicen que debemos aceptar una mina a cielo abierto devastadora porque -y ojo con la "ganga"- por la módica suma de unas pocas hectáreas van a conservar  y reforestar "¡Para Siempre!" gran parte del bosque que de por sí ya ellos mismos habían destruído. Y eso sin contar los daños por el cianuro y demás, por si no les había contado que era una mina de oro.

Pues sí, nos restriegan todo en la cara pues el pueblo lo ve y no hace nada. Hace años que aprendió a tragarse todo lo que sale de esa cajita que llamamos tele como si fuera un espectáculo, o el anuncio nuevo de un producto innovador sacado al mercado por una de esas compañías que la misma mención de su nombre nos evocan fantasías navideñas o sueños de juventud adquirida.

Pero en fín, todas estas críticas resaltan en nuestra querida cinta ("Le couperet" o L"a corporación" para todos aquellos cinéfilos desesperados que se leyeron todo lo anterior para ver si agarraban el nombre de una buena película para el fin de semana), aunque por supuesto, la sociedad de la desinformación puede ser incapaz de verlas ni aún apuntándoselas con el dedo.

Pero una pregunta nos puede quedar a todos por igual, ¿cuando nos empezaremos a matar por un trabajo?


domingo, 26 de octubre de 2008

¿De quién son nuestras semillas?



La bulla sobre el TLC hace rato que acabó, pero todavía retumban en mi cabeza muchisimas cosas que todavia no quiero que se pierdan, aunque la esperanza no sea más fuerte que el devenir de la historia, y finalmente, aunque no quiera, las cosas se den para peor, como siempre pasa en este país.

Una de las cosas que más me intriga, es el futuro de nuestros campesinos, indígenas y demás, y la imposibilidad de sembrar las propias semillas que extraen tales personas de los fértiles suelos de este terruño. Ahora las grandes corporaciones que "recaudan" millones "dándole de comer" a la gente que puede pagarles lo suficiente por sus productos y su nombre de marca, quieren multiplicar la plata que hacen, y pretenden privatizar hasta las semillas, que yo hasta el momento, no veo que ellos hayan inventado en primer lugar, el copyright se lo debemos a la madre naturaleza, y en segunda instancia, a los indígenas que empezaron a hacer híbridos hace miles de años.

Entonces, hacia dónde vamos?. Ya el campesino no solo va a empezar a viajar en el BMW que el progreso le cambió por su bicicleta, sino que ahora se va a tener que codear con los señores de saco que llegan cual vendedor ambulante a decirle cual es la mejor semilla transgénica que hay en el mercado y que irremediablemente va a tenerlsela que comprar a ellos o a la competencia de al frente.

Me parece absurdo que despues de arduas jornadas laborales, soles de medio día acumulados, espaldas continuamente dobladas, al extraer las semillas de una nueva cosecha, el único futuro que les pueda esperar sea la basura, mientras esos pies descalzos caminan hacia el MEGA supermercado a comprar múltiples paquetitos de semillas para cultivar lo que le da el sustento a sus humildes familias.

Lo que más me preocupa son las semillas del conocimiento, que día con día se pierden en torno a estas prácticas de patentar hasta la vida, que nos obligan a pagar más por saber un poco menos de lo poco que ya sabemos.

Vuelvo a la pregunta, ¿de quién son nuestras semillas? del que las patenta pasando gordos fajos verdes por debajo de la mesa, o del que las siembra pasando unas cuantas monedas por encima del mostrador, para comprarse lo que le falte para el sustento?.

Ya casi los casos Monsanto se van a multiplicar, y como siempre, los que van a terminar pagando son justamente los que no pueden.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Manifestación pacífica o expresión activa?



Para diferentes manifestaciones, resulta muy difícil la pregunta, ¿debemos manifestarnos pacíficamente sin expresar claramente nuestro descontento, o es mejor utilizar el recurso molotov para que el caos sea metáfora de nuestros pensamientos?
A mi crterio, y no es que no me interese lanzar molotovs o crear desorden en las vias públicas, el movimiento se ve desprestigiado.

Si algo es claro con los movimientos actuales anti-políticas económicas neoliberales clientelistas como el TLC, es que los medios han mantenido una guerra mediática desprestigiando a los manifestantes.

Claro, si estamos en contra de ese nefasto tratado nos convertimos -a los ojos de los periodistas más comprados o de los políticos más desinteresados por la gente que gobiernan- en delincuentes que "atentan contra el desarrollo".

Los días siguientes a las manifestaciones contra cierto tratado, es común oír voces políticas anunciando que "cuatro gatos" fueron los que expresaron su opinión
democrática, en contraste con los miles de manifestantes que efectivamente se ven en la calle. También no falta la imagen en el periódico oficial del Estado (La Nación), que unicamente muestran elementos que motiven a la gente a descomprometerse con el movimiento, como muchach@s con las caras tapadas por miedo a la represión, resemantizados por los periodistas como las nuevas guerrillas anti-comercio.

La cuestión en estos movimientos, es que solo adquieren poder cuando son masivos, por lo que volvemos a la pregunta con que empezamos, ¿debemos manifestarnos pacíficamente o podemos hacer uso de técnicas violentas como los molotov?
Claramente se pueden hacer las dos, aunque la última no sea considerada legal. El problema radica en la representatividad del movimiento, pues realizar actos delictivos a la hora de manifestarse en contra de cierta política pública, resulta contraproducente.

Primero, los medios claramente volverían a caracterizar al movimiento de violento e irrespetuoso de la ley, lo que, despues de categorizar a los manifestantes en general como "delincuentes", se promueva una campaña policial represiva (aunque a veces policial y represivo resultan sinónimos).

La campaña mediática funciona como desestructuradora del movimiento, pues la gente por temor a la represión policial o a verse parte de un movimiento que "se torna violento" (aun cuando son unos cuantos los que cometen estos actos), por lo que se decide dejar de ser parte de la manifestación y se limita la cantidad de gente que hace uso de su derecho y deber democrático.

Entonces, que pasa si decidimos ir a expresarnos de formas "violentas"? pues que nos tachan de alborotadores, delincuentes, violentos, etc. Pero, que pasa si no lo hacemos y simplemente vamos con la tradicional marcha pacífica? NADA!.

El caso, entonces, es que ni la manifestación pacífica ni el uso de recursos violentos funcionan particularmente para lo que precisa el movimiento (más gente que se una y que exija y posteriormente el cumplimiento estatal de las demandas).

Se deben buscar formas alternas, expresivas que manifiesten lo que deseamos. En algunas manifestaciones contra políticas económicas, los manifestantes usaron una catapulta para lanzar peluches e igual fueron arrestados.

Al menos, cuando la gente se da cuenta que el gobierno arresta a un poco de "revoltosos" por tirar peluches hacia un grupejo de ancianos que debaten (o adquieren concenso, ya ni se sabe) sobre asuntos de importancia económica, social y política a nivel mundial, y que las fuerzas policiacas atañen el arresto a "actos violentos o delictivos", pues las cosas resultan aún más claras. El tirar peluches nunca ha sido considerado como un acto violento, y por más estrafalaria que sea la constitución de muchos países o estados, me parece imposible encontrar legislación en contra del catapulteo de ositos rellenos de algohodon o de algun material de suavidad semejante.

Entonces, a raiz de los acontecimientos que han surgido al rededor de las dicisiones de los países de volverse más neo-liberales, recortar la mano estatal, privatizar cuanta cosa se encuentren o meterle competencia para poder que privatizarla después, los recursos de los que "el movimiento" (como le llama naomi klein también) hace uso, deben ser más metafóricos, irreverentes, con más sentido. Las marchas deben ser más representativas de lo que el movimiento exige (espacios de arte, solidaridad y debate abierto entre los manifestantes), y el mensaje debe ser clarísimo. Se debe transmitir la idea de que no nos manifestamos porque somos un poco de "chancletudos" revoltosos, "o porque somos jóvenes y no entendemos", debe imperar el mensaje de que sí entendemos, no somos brutos y tampoco dejados, y lo que hacen nuestros gobernantes está mal y ni lo podemos ni lo vamos a permitir.

Talvez un día de estos se logre un movimiento así, pero hasta que no suceda, pues tocará lanzar molotovs, deambular gritando consignas por la calle, quemar llantas en una rotonda, o cualquier otro metodo que encontremos para decir que no estamos de acuerdo con lo que pasa. Cada quien escogerá sus técnicas.

Los lacrimógenos nos hieren a todos!
Usemos el arte en contra de la injusticia económica!