Para diferentes manifestaciones, resulta muy difícil la pregunta, ¿debemos manifestarnos pacíficamente sin expresar claramente nuestro descontento, o es mejor utilizar el recurso molotov para que el caos sea metáfora de nuestros pensamientos?
A mi crterio, y no es que no me interese lanzar molotovs o crear desorden en las vias públicas, el movimiento se ve desprestigiado.
Si algo es claro con los movimientos actuales anti-políticas económicas neoliberales clientelistas como el TLC, es que los medios han mantenido una guerra mediática desprestigiando a los manifestantes.
Claro, si estamos en contra de ese nefasto tratado nos convertimos -a los ojos de los periodistas más comprados o de los políticos más desinteresados por la gente que gobiernan- en delincuentes que "atentan contra el desarrollo".
Los días siguientes a las manifestaciones contra cierto tratado, es común oír voces políticas anunciando que "cuatro gatos" fueron los que expresaron su opinión
democrática, en contraste con los miles de manifestantes que efectivamente se ven en la calle. También no falta la imagen en el periódico oficial del Estado (La Nación), que unicamente muestran elementos que motiven a la gente a descomprometerse con el movimiento, como muchach@s con las caras tapadas por miedo a la represión, resemantizados por los periodistas como las nuevas guerrillas anti-comercio.
La cuestión en estos movimientos, es que solo adquieren poder cuando son masivos, por lo que volvemos a la pregunta con que empezamos, ¿debemos manifestarnos pacíficamente o podemos hacer uso de técnicas violentas como los molotov?
Claramente se pueden hacer las dos, aunque la última no sea considerada legal. El problema radica en la representatividad del movimiento, pues realizar actos delictivos a la hora de manifestarse en contra de cierta política pública, resulta contraproducente.
Primero, los medios claramente volverían a caracterizar al movimiento de violento e irrespetuoso de la ley, lo que, despues de categorizar a los manifestantes en general como "delincuentes", se promueva una campaña policial represiva (aunque a veces policial y represivo resultan sinónimos).
La campaña mediática funciona como desestructuradora del movimiento, pues la gente por temor a la represión policial o a verse parte de un movimiento que "se torna violento" (aun cuando son unos cuantos los que cometen estos actos), por lo que se decide dejar de ser parte de la manifestación y se limita la cantidad de gente que hace uso de su derecho y deber democrático.
Entonces, que pasa si decidimos ir a expresarnos de formas "violentas"? pues que nos tachan de alborotadores, delincuentes, violentos, etc. Pero, que pasa si no lo hacemos y simplemente vamos con la tradicional marcha pacífica? NADA!.
El caso, entonces, es que ni la manifestación pacífica ni el uso de recursos violentos funcionan particularmente para lo que precisa el movimiento (más gente que se una y que exija y posteriormente el cumplimiento estatal de las demandas).
Se deben buscar formas alternas, expresivas que manifiesten lo que deseamos. En algunas manifestaciones contra políticas económicas, los manifestantes usaron una catapulta para lanzar peluches e igual fueron arrestados.
Al menos, cuando la gente se da cuenta que el gobierno arresta a un poco de "revoltosos" por tirar peluches hacia un grupejo de ancianos que debaten (o adquieren concenso, ya ni se sabe) sobre asuntos de importancia económica, social y política a nivel mundial, y que las fuerzas policiacas atañen el arresto a "actos violentos o delictivos", pues las cosas resultan aún más claras. El tirar peluches nunca ha sido considerado como un acto violento, y por más estrafalaria que sea la constitución de muchos países o estados, me parece imposible encontrar legislación en contra del catapulteo de ositos rellenos de algohodon o de algun material de suavidad semejante.
Entonces, a raiz de los acontecimientos que han surgido al rededor de las dicisiones de los países de volverse más neo-liberales, recortar la mano estatal, privatizar cuanta cosa se encuentren o meterle competencia para poder que privatizarla después, los recursos de los que "el movimiento" (como le llama naomi klein también) hace uso, deben ser más metafóricos, irreverentes, con más sentido. Las marchas deben ser más representativas de lo que el movimiento exige (espacios de arte, solidaridad y debate abierto entre los manifestantes), y el mensaje debe ser clarísimo. Se debe transmitir la idea de que no nos manifestamos porque somos un poco de "chancletudos" revoltosos, "o porque somos jóvenes y no entendemos", debe imperar el mensaje de que sí entendemos, no somos brutos y tampoco dejados, y lo que hacen nuestros gobernantes está mal y ni lo podemos ni lo vamos a permitir.
Talvez un día de estos se logre un movimiento así, pero hasta que no suceda, pues tocará lanzar molotovs, deambular gritando consignas por la calle, quemar llantas en una rotonda, o cualquier otro metodo que encontremos para decir que no estamos de acuerdo con lo que pasa. Cada quien escogerá sus técnicas.
Los lacrimógenos nos hieren a todos!
Usemos el arte en contra de la injusticia económica!
A mi crterio, y no es que no me interese lanzar molotovs o crear desorden en las vias públicas, el movimiento se ve desprestigiado.
Si algo es claro con los movimientos actuales anti-políticas económicas neoliberales clientelistas como el TLC, es que los medios han mantenido una guerra mediática desprestigiando a los manifestantes.
Claro, si estamos en contra de ese nefasto tratado nos convertimos -a los ojos de los periodistas más comprados o de los políticos más desinteresados por la gente que gobiernan- en delincuentes que "atentan contra el desarrollo".
Los días siguientes a las manifestaciones contra cierto tratado, es común oír voces políticas anunciando que "cuatro gatos" fueron los que expresaron su opinión
democrática, en contraste con los miles de manifestantes que efectivamente se ven en la calle. También no falta la imagen en el periódico oficial del Estado (La Nación), que unicamente muestran elementos que motiven a la gente a descomprometerse con el movimiento, como muchach@s con las caras tapadas por miedo a la represión, resemantizados por los periodistas como las nuevas guerrillas anti-comercio.
La cuestión en estos movimientos, es que solo adquieren poder cuando son masivos, por lo que volvemos a la pregunta con que empezamos, ¿debemos manifestarnos pacíficamente o podemos hacer uso de técnicas violentas como los molotov?
Claramente se pueden hacer las dos, aunque la última no sea considerada legal. El problema radica en la representatividad del movimiento, pues realizar actos delictivos a la hora de manifestarse en contra de cierta política pública, resulta contraproducente.
Primero, los medios claramente volverían a caracterizar al movimiento de violento e irrespetuoso de la ley, lo que, despues de categorizar a los manifestantes en general como "delincuentes", se promueva una campaña policial represiva (aunque a veces policial y represivo resultan sinónimos).
La campaña mediática funciona como desestructuradora del movimiento, pues la gente por temor a la represión policial o a verse parte de un movimiento que "se torna violento" (aun cuando son unos cuantos los que cometen estos actos), por lo que se decide dejar de ser parte de la manifestación y se limita la cantidad de gente que hace uso de su derecho y deber democrático.
Entonces, que pasa si decidimos ir a expresarnos de formas "violentas"? pues que nos tachan de alborotadores, delincuentes, violentos, etc. Pero, que pasa si no lo hacemos y simplemente vamos con la tradicional marcha pacífica? NADA!.
El caso, entonces, es que ni la manifestación pacífica ni el uso de recursos violentos funcionan particularmente para lo que precisa el movimiento (más gente que se una y que exija y posteriormente el cumplimiento estatal de las demandas).
Se deben buscar formas alternas, expresivas que manifiesten lo que deseamos. En algunas manifestaciones contra políticas económicas, los manifestantes usaron una catapulta para lanzar peluches e igual fueron arrestados.
Al menos, cuando la gente se da cuenta que el gobierno arresta a un poco de "revoltosos" por tirar peluches hacia un grupejo de ancianos que debaten (o adquieren concenso, ya ni se sabe) sobre asuntos de importancia económica, social y política a nivel mundial, y que las fuerzas policiacas atañen el arresto a "actos violentos o delictivos", pues las cosas resultan aún más claras. El tirar peluches nunca ha sido considerado como un acto violento, y por más estrafalaria que sea la constitución de muchos países o estados, me parece imposible encontrar legislación en contra del catapulteo de ositos rellenos de algohodon o de algun material de suavidad semejante.
Entonces, a raiz de los acontecimientos que han surgido al rededor de las dicisiones de los países de volverse más neo-liberales, recortar la mano estatal, privatizar cuanta cosa se encuentren o meterle competencia para poder que privatizarla después, los recursos de los que "el movimiento" (como le llama naomi klein también) hace uso, deben ser más metafóricos, irreverentes, con más sentido. Las marchas deben ser más representativas de lo que el movimiento exige (espacios de arte, solidaridad y debate abierto entre los manifestantes), y el mensaje debe ser clarísimo. Se debe transmitir la idea de que no nos manifestamos porque somos un poco de "chancletudos" revoltosos, "o porque somos jóvenes y no entendemos", debe imperar el mensaje de que sí entendemos, no somos brutos y tampoco dejados, y lo que hacen nuestros gobernantes está mal y ni lo podemos ni lo vamos a permitir.
Talvez un día de estos se logre un movimiento así, pero hasta que no suceda, pues tocará lanzar molotovs, deambular gritando consignas por la calle, quemar llantas en una rotonda, o cualquier otro metodo que encontremos para decir que no estamos de acuerdo con lo que pasa. Cada quien escogerá sus técnicas.
Los lacrimógenos nos hieren a todos!
Usemos el arte en contra de la injusticia económica!
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